Lima, por dónde empezar?
Oh por Dios… por la comida, debo
admitir que antes de aterrizar el avión, ya se me hacía agua la boca, a tantas
personas les había escuchado “la gastronomía
Peruana es una de las mejores del mundo”, así que tenía todas las expectativas
habidas y por haber con respecto a la comida, en especial los ceviches de los
que soy fan No. 1.
Claro yo los ceviches que había probado
eran de camarones y mariscos, pero el típico ceviche es de puro pescado, así
que fue lo primero que tuve el lujo de probar, en el restaurante Mangos ubicado
en Lacomar, la cual es una plazoleta comercial ubicada en el distrito de
Miraflores en Lima.
Con el mar como fondo, este fue por mucho un almuerzo memorable por una lado por la maravillosa compañía del equipo del APDA (Asociación Peruana de déficit de atención) y los ponentes del curso internacional sobre déficit de atención, recuerdo como nos reímos escuchando a mi tocaya Dominicana Describir cómo se consigue una visa peruana en 5 horas.
Pero llego la hora de servirse,
de sacar de todo un poquito. Claro el
ceviche de pescado grandioso, las ostras y cuanto manjar de mar había
disponible probé, claro que la simpleza del maíz me dejo mas que sorprendida, por el tamaño gigantesco de sus granos y su singular sabor, ha bueno, las papas coloridas también.
Luego fue el turno de los platos calientes (debo confesar que ya estaba lo más de llenita), de nuevo mas mariscos y sabores excepcionales.
El remate celestial fueron los
postres, entre los que se destacó el clásico “suspiro a la alimeña”, postre a
base de manjar blanco y merengue, este exquisito antojo fue llamado así por el
poeta José Gálvez Barrenechea quien señalo que era “suave y dulce como el
suspiro de una mujer”, sencillamente delicioso, le dejo una fotico para que se antojen:
Y como si fuera poco aquí les dejo estas otras delicias que me devoré.