Este año me la he paso rodando por los pueblos del eje cafetero, cosas del trabajo podría decir, pero mi compañera de trabajo y yo nos tomamos todas estas salidas de campo con toda la curiosidad del caso, digamos que nos dejamos conquistar por la particularidad que cada municipio tiene para ofrecer.
En esta oportunidad fue el municipio Caldense de Risaralda (tocayo del departamento de que soy oriunda), que en sus principios se llamaba "San Joaquin", también se le conoce como "La montaña de los Santos", sin embargo mi nombre preferido es "La colina de los vientos" bautizado así por Ovidio Rincón, quien era conocido como "el poeta de la aldea".
No tarde mucho en comprender por que era la Colina de los vientos... en efecto el pueblo es una montañita que puede asumirse con confianza como la mas alta entre sus vecinas, lo que le permite acaparar sin resistencia alguna todos los vientos, en todas las direcciones, de ese viento totalmente despeinador, roba bufandas, ese mismo que provoca pararse en la ventana con ojos cerrados dejándose acariciar deliciosamente por sus ráfagas.
Y yo tuve la suerte de estar alli en el mes de los vientos... Agosto. Ya me habia perdido el festival de cometas en Tulua, no desaprovecharia esta singular oportunidad. Así que me compre una cometa de plástico rosado en tan solo 700 pesos, 400 pesos de piola y salimos a volarla cual par de niñas chiquitas.
De niña todos los primos hacíamos cometas con mis tíos para elevarlas en agosto, las hacíamos en papel seda (por eso siempre le llamamos "papel cometa" ) y finos palitos de guadua, las cometas eran para nosotros (los sobrinos... los chiquitos) pero una vez ellos se dejaban arrastrar por la emoción, el viento les agarraba al menos 20 años y se los elevaba con la cometa, de repente estaban convertidos en niños compitiendo por quien hacia llegar mas alto su creación... yo no reclamaba de vuelta mi cometa, los dejaba a ellos y me divertia viendo los cuadrados de papel volar... pero volvamos a mi cometa.
Caminamos solo un par de metros y en plena calle la cometa escurridiza ya estaba pidiendo cuerda, no tardamos mucho en encontrar un buen sitio, tampoco tardo en salir volando.
Primero subió y subió, luego bajo y luego pidió cuerda pero se fue para adelante (casi toda la cuerda), dio vueltas, luego subió, dio mas vueltas y bajo abruptamente de nariz... (que viento mas loco), recuerdo las palabras de mis tíos en la niñez, "no la deje volver picuda", nunca una cometa se debe dejar aterrizar de nariz.
Primero subió y subió, luego bajo y luego pidió cuerda pero se fue para adelante (casi toda la cuerda), dio vueltas, luego subió, dio mas vueltas y bajo abruptamente de nariz... (que viento mas loco), recuerdo las palabras de mis tíos en la niñez, "no la deje volver picuda", nunca una cometa se debe dejar aterrizar de nariz.
Entonces comenzó a llover y nos toco recoger la "piola" ( la cuerda blanca de poco peso y dificil de romper que se utiliza para elevar cometas).
Corrimos a escamparnos, mi recursiva compañera encontró una excelente manera de aprovechar la cometa como sombrilla, pero así lloviendo y todo, el viento era tan fuerte que la cometa agarro vuelo, subió y subió (yo la deje ir, después de todo quien soy yo para impedírselo), luego bajo dio vueltas en circulo y en un par de segundos se fue a meter entre las cuerdas de luz.
Ese fue el fin de mi cometa.
En conclusión, yo creo que el viento de Risaralda es demasiado loco como para elevar cometas.
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